Cada 2 de febrero, comunidades de todo el mundo se reúnen para celebrar el Día de la Luz, una festividad católica conocida también como el Día de la Candelaria. Esta fecha marca el final de las festividades navideñas y conmemora la Presentación del Niño Jesús en el Templo. Es un momento de reflexión, renovación espiritual y, sobre todo, una ocasión para iluminar nuestros corazones con la luz de la fe.
Nuestra celebración del Día de la Luz comienzó con una procesión solemne hacia la iglesia Nuestra Señora de La Paz. Las familias del colegio se unieron, llevando consigo velas que fueron bendecidas por el sacerdote durante la Santa Misa. Estas velas, símbolos de luz y esperanza, son portadoras de significados profundos en esta festividad.
Con reverencia y devoción, el sacerdote enciende las velas de los participantes, llenando la iglesia con una suave luminiscencia que simboliza la presencia divina y la protección de Dios sobre sus vidas.
Durante la liturgia, se recuerda la historia bíblica de la Presentación del Niño Jesús en el Templo, cuando María y José llevaron al recién nacido al templo de Jerusalén, cumpliendo con la ley judía. En ese momento, fueron recibidos por Simeón, un hombre justo y piadoso que había esperado ansiosamente ver al Salvador prometido. Al sostener al niño Jesús en sus brazos, Simeón pronunció las palabras proféticas que resuenan en la memoria de los fieles hasta el día de hoy: "Ahora, Señor, según tu palabra, puedes dejar que tu siervo se vaya en paz. Porque mis ojos han visto tu salvación".